La modelo homenajeó a Sofía Loren y a Brigitte Bardot en una campaña publicitaria
Mientras su “video prohibido” hacía estragos en la Red, ella buscaba un respiro en Saint-Tropez. Y pensaba, seguramente, en cómo sería volver a Buenos Aires y enfrentar las inevitables preguntas que ella prefería no responder.Entonces, una amiga le habló de hacer un “mini-film”, de posar para las cámaras y protagonizar una campaña para su exclusiva línea de ropa en la que ella se probara la piel de otras mujeres. A Silvina Luna le pareció divertido el juego mediático y aceptó gustosa la idea de un “regreso con gloria” tras el escándalo mediático que la tuvo como protagonista.
El relato llegó de boca de Melina Solnicki. Junto a su hermana, Jessica, esta joven diseñadora fundó hace algunos años Solnicki Sisters, una marca que viste a celebridades locales e internacionales como Pampita Ardohaín, Araceli González, Gwyneth Paltrow y Lindsay Lohan. Y también a Luna.
Por pura casualidad, Melina se cruzó con Silvina en la Costa Azul durante el “auto-exilio” europeo de la ex Gran Hermano. “No hablamos del tema del video, pero sé que ella estaba un poco preocupada por cómo iba a ser su regreso al país”, aseguró la empresaria. “Entonces retomamos la idea de que ella fuera la protagonista de nuestra campaña, algo que ya habíamos charlado porque, además de clienta, es amiga.”
Entonces llegó la explicación del concepto de “En búsqueda de un retrato”: una mujer juega a ponerse en la piel de iconos sexuales de distintas épocas –como Sofía Loren, Brigitte Bardot o Madonna– mientras trata de encontrarse consigo misma. Un juego que parecía ideal para sacar a Silvina Luna del papel de “chica que tiene sexo con su novio en un viñedo y se filma” y devolverle a su imagen un poco de glamour.
La producción, a cargo de las hermanas Solnicki y el artista plástico Marcello Mortarotti, se realizó el martes en el teatro Nacional. Muy pronto se lanzará un corto para televisión de la campaña.
Según su booker, la modelo se encuentra actualmente disfrutando de unas segundas vacaciones “en una isla”, sin celular y sin cámaras.
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