Se trata de la obra que protagoniza la diva, cuestionada por compartir junto a su hija escenas lésbicas sobre tablas. Conocé de qué se trata.
Moria Casán y Sofía Gala Castiglione son mujeres transgresoras, a las que les gusta generar polémica. Por eso no es extraño que sean las protagonistas, junto con Mario Pasik, de 3 mitades, la obra dirigida por José María Muscari que aborda la posibilidad de formar una pareja que no sea de dos personas sino de más.
Esa idea es el eje de la historia. Un matrimonio formado por Benita (Moria) y Teo (Pasik) entra en crisis con la llegada de una joven perfumista, Mae (Sofía), que se enamora de los dos a la vez. Ella es quien instaura en los otros dos la idea de que es posible formar un trío y que eso no quede sólo en el terreno de la fantasía. “Yo quiero que vayamos al supermercado los tres juntos”, dice, por ejemplo, Mae.
Muscari eligió una puesta en la que se destacan los monólogos interrumpidos por pensamientos de los personajes que rodean a quien habla. Inserta además juegos interesantes, como una traducción en simultáneo de la letra del tema de Adele “Someone like you” que simula un video televisivo. La escenografía es simple: sillones que los actores mueven para utilizar de diferentes maneras y un par de luces de neón detrás, que crean una atmósfera sensual.
El gran gancho de la obra es la presencia de Moria y Sofía juntas. Madre e hija, interpretando a una pareja de amantes. Polémico, controvertido. Fue uno de los temas de la semana del mundo del espectáculo.
Moria había asegurado antes del estreno que la situación, especialmente la del esperado beso, no era extraña, ya que el espectador vería a dos actrices compenetradas con su trabajo y se olvidaría del vínculo que las une en la realidad. Sin embargo, durante la obra se nota otra cosa.
Principalmente, por dos motivos. El primero, es que es muy difícil olvidar que Moria es Moria y que Sofía es Sofía, porque se trata de dos personajes muy fuertes y arraigados en la cultura popular y cuesta muchísimo desvincularlas de eso, especialmente a la madre, por supuesto. El segundo, es que ellas mismas recuerdan constantemente quiénes son con diferentes guiños al público.
Ya en el primer monólogo de Benita aparece Moria. “Yo soy un producto, me reinventé”, dice. Frase suya por excelencia. El juego sigue. “Cuando abrís un restaurante siempre te cagan”, le cuenta el personaje a Teo, y todos recordamos el emprendimiento con Luciano Garbellano que dio vida a “Moria, resto y más”. “Desde chiquita soy lo opuesto a mi mamá”, cuenta Mae en una escena, a lo que Benita acota: “Andá a saber quién es la mamá”. El momento más resonante de actualidad mediática es aquel en el que, luego de la esperada escena post sexo, en la que se la ve a Benita desnuda detrás de una cortina traslúcida, la protagonista se pone una bata a rayas y su amante le dice: “Qué rara es esa bata, parecés presidiaria”, a lo que Benita le contesta: “Nada que ver, es un recuerdo de Paraguay”.
Sofía Gala se luce, con un personaje a su medida. Una chica a la que le gusta el lugar de amante, misteriosa, extraña y buscadora de nuevas experiencias. Es quien incita al matrimonio a probar otro estilo de vida en el que una dupla sean tres. Ella trae ideas y es la voz que invita a los demás a reflexionar. Otra vez, recuerda a la Sofía que baja a la realidad a su madre, según la diva contó muchas veces.
Con respecto al tan comentado beso, tenemos que decir que la transgresión no llega a tanto. Mae tiene escenas mucho más sexuales con Teo que con Benita. Justamente en un encuentro hot con el hombre del trío es cuando la actriz se anima a un semidesnudo. Entre las dos mujeres, la cosa no va más allá que algunos besos.
En un diálogo con Benita, Mae resume el revuelo que generó la obra por estos días: “Qué raro que un beso y empezar a amarte traiga tanto quilombo”.
Mira el video !!!
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